Marruecos en Moto y VIII - ANECDOTARIO Y CONCLUSIONES

Hubo varias anécdotas y curiosidades, como en todos los viajes, pero cabe destacar dos de las que más nos gustaron.

En primero lugar, en Fez, habíamos quedado en visitar a los padres de una compañera de trabajo para saludarlos, pero ni siquiera los conocíamos, aunque dada la hospitalidad de los marroquíes nos pidieron que nos acercásemos a su casa, y resultó ser un acierto.

La aventura era coger un taxi y presentarnos en una dirección, fuera del barullo turístico, a buscar a una persona que no conocíamos, sin embargo para esa persona resultó evidente quienes eramos en cuanto nos vió bajar del taxi, al ver a dos europeos perdidos. Era el padre de esta chica, una persona muy amable y agradable, y que hablaba algo de español , pero muy poco, ya que en su juventud estuvo trabajando en España. Y nosotros el árabe y el francés nada de nada. Aún así, conseguimos entendernos gracias a Google Translator.


Una de las varias mezquitas que se pueden encontrar en el interior de la Medina de Fez, y que es posible visitar aunque no practiques la religión Islámica ya que además es un centro de estudios universitarios. En otros casos, en las mezquitas solo está permitida la entrada a Musulmanes.

En cuanto nos recibió nos invitó a subir a su casa, en dónde estaba su mujer con una nieta, y tras las presentaciones nos ofrecieron un té con pastas caseras, rico riquísimo todo, y muy abundante.

Nos tenían preparado una visita a unos baños árabes a dónde el señor nos llevó en su propio coche y se encargó de facilitarnos el acceso y todo lo necesario, y nos estuvo esperando hasta que acabamos. Una vez finalizado el baño nos recogió de nuevo con su coche y nos hizo una ruta turística por las afueras de la medina de Fez, espectacular. De ahí nos llevó de vuelta a su casa, dónde nos esperaba la mujer y la nieta con una cena más abundante aún, casera y completamente típica de Marruecos. Cenamos de maravilla, no se nos olvidará.


Fez, parte exterior de la medina, dónde parece todo desordenado, pero no lo está.

Finalizada la cena ya nos tocaba volver al Riad, así que nos despedimos de la familia, pero el hombre insistió en llevarnos con el coche hasta allí, y así lo hizo amablemente.

Fue una experiencia que se nos olvidará y por la que estamos muy agradecidos a toda la familia.

Otra anécdota, para acabar con ellas, nos sucedió tratando de pedir la cena en un puesto callejero en Rabat, no lográbamos hacernos entender y de pronto, una mujer que había al lado nuestro pidiendo su cena nos entregó su teléfono. Al otro lado estaba su marido, que había estudiado varios años en España, ofreciéndose a que le dijésemos que queríamos cenar, para traducirlo a su mujer y que ella lo pidiese. Así lo hicimos, y quedamos tan agradecidos que nos ofrecimos a pagarles su cena (al cambio de moneda, para nosotros apenas suponía nada, era más el detalle de agradecimiento que el valor en si). Después de todo esto volvimos a hablar con su marido por teléfono, y nos invitaron al día siguiente a su casa a cenar. Y desgraciadamente no pudimos ir porque la mañana siguiente salíamos hacia Ashila, pero nos hubiese gustado mucho haber podido hacer otra cena típica.


Puestos típicos de las medinas

Con todo esto y como conclusión, es un país que no encantó, nos gustaron mucho sus tradiciones y su hospitalidad fue espectacular. Su cultura puedes compartirla o no, sobre todo el apartado religioso, pero no cuesta nada, y como invitado debes respetarla. En un país seguro, diferente, curioso y todo llama la atención y está lleno de contrastes, al menos la primera vez que vas.

Está en el continente africano, pero no está tan lejos de Europa, ni en distancia ni en cultura.

Quizás siendo África sea el país menos africano.

Ahora ya queda preparar la próxima visita al país para recorrer la parte Sur que dejamos pendiente. ¡¡¡Empezamos los preparativos!!!

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